jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Qué estamos dispuestos a dejar por seguir a Cristo?

Lo que significa seguir a Cristo.


Esta idea surgió por mi mente y decidí leer al respecto. Indagando por la Internet, en un blog de una iglesia evangélica, encontré este articulo, que sé, será de gran bendición para todos aquellos que tenga la oportunidad de leerlo. 


Enoc Portillo (2011) ¿Qué estamos dispuestos a dejar por seguir a Cristo? Congregación de la Victoria. Venezuela.

Existen varios aspectos preocupantes en relación a la falta de crecimiento espiritual en los miembros de las iglesias cristianas de estos últimos días, pudiéramos mencionar algunos como la falta de estudio de las Sagradas Escrituras, la falta de una vida de oración, poco interés en congregarse, entre otros, pero uno de los aspectos más importantes es el hecho de que muchas personas que se consideran “cristianas” a sí mismas, todavía mantienen una importante relación de dependencia o vinculación con las cosas terrenales.

Ciertamente Satanás sabe cómo llamar la atención de la humanidad presentándonos distracciones tan fuertes que de no estar bien parados sobre la roca de los siglos, nuestro Señor Jesucristo, nos atraería como un magneto gigante atraería un metal.

Regularmente nuestra debilidad espiritual, termina llevándonos a una doble vida, por un lado nos convertimos en los “perfectos” religiosos, pero seguimos aferrados a esas cosas del mundo que nos gustan y que intentan llenar nuestras vidas. El inofensivo entretenimiento, como la televisión, el cine, la música, los deportes o cosas más serias como el trabajo o el estudio en ocasiones nos absorben de tal manera que ocupan casi la totalidad de nuestra vida, dejando solo un pequeñísimo porcentaje de ella a la vida en Cristo.

Todos llegamos a un punto de nuestra existencia en el que tenemos que realizar la decisión más grande de nuestra vida: ¿Sigo a Cristo o sigo en el mundo? La decisión es solo nuestra y tiene que ser de forma voluntaria, el Apóstol Pablo le escribió en ese sentido a la Iglesia de Corintios en su segunda carta, seguir a Cristo no es obligado, pero el que decida hacerlo tiene que tener claro lo que esto significa.

2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. RV60

El mismo Jesús nos alertó en torno al intento de jugar para dos equipos simultáneamente, por un lado pretendemos seguirlo a Él y por el otro llevar una vida “normal” en este mundo:


Lucas 16:13: “Ningún siervo puede servir a dos Señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. RV60

Hay muchos aspectos de este mundo que verdaderamente nos atraen debido a la satisfacción en la carne que nos generan, especialmente las diversiones o entretenimiento:

- Vicios: consumo de alcohol, drogas, cigarrillo, etc.
- Aspectos de inmoralidad sexual: fornicación, pornografía, masturbación, música y TV.
- Los deportes: adoración a las estrellas deportivas y a los equipos: fanatismo.
- Las riquezas: el poder, las comodidades, el estudio y el trabajo.

Debo dejar aclarado de que algunos de estos aspectos que he mencionado no son malos en sí, por ejemplo el deporte, el estudio, el trabajo y las comodidades; el problema con ellos surge en el momento en que ocupan prioridad en la vida sobre mi decisión de seguir a Cristo a cuesta de todo.

Seguir a Cristo involucra dejar atrás todas las cosas que me ataban a este mundo, cambiar mi mentalidad, mis gustos, mis deseos y mis metas a alcanzar:


Debemos darnos cuenta que al decidir por Cristo nos sometemos voluntariamente a un proceso en el que sacrificamos todo lo que formaba parte de nuestra vida anteriormente, como menciona el Apóstol Pablo, necesitamos presentarnos como un “Sacrificio vivo” (Rom 12:1), haciéndonos la pregunta: ¿qué estoy dispuesto a dejar por seguir al Señor?:

Mateo 9:57 “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. 62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. RV60

Un ejemplo claro: Mateo 9:9: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió”. RV60


Si Cristo abandono su gloria en su reino y se humilló por causa de nosotros, ¿Qué estamos nosotros dispuestos a dejar por causa de seguirle a Él?

Filipenses 2:5 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. RV60


Uno de los amores más grande que hayamos en esta vida es el que desarrollamos hacia nuestros familiares: Padres e hijos, por esa razón:

Mateo 10:37: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;” RV60

Lucas 14:26: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. RV60


Ciertamente el sentido de estos versículos no es el de incitar al desprecio, abandono, maltrato o cosa parecida a nuestra familia como algunos han mal interpretado, sino mas bien resaltar el nivel de prioridades que deben manifestarse en nuestra vida cotidiana. Aquí en el original se utiliza la palabra Griega “miseo” que más que un odio indica amar menos. Por lo que en este versículo no se está incitando a odiar a nuestros familiares sino a comparar la jerarquía en el amor que sentimos hacia ellos con respecto al que mostramos a nuestro Señor Jesucristo.

Lucas 18:18 “Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. 21 El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico”. RV60


Ciertamente nada de lo que hay este mundo vale la pena en comparación con seguir y amar a nuestro único y suficiente Salvador: Jesucristo.

Filipenses 3:7 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos”. RV60


El verdadero cristiano es que haya la fórmula para anularse así mismo: dejar atrás cosas como “a mí me gusta”, “yo prefiero así”, “así soy yo”, etc. por darle paso a la existencia del Espíritu Santo en nuestra vida:

Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. RV60

Lucas 9:23 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. 24 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. 25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” RV60


Analicemos pues que áreas de nuestra vida siguen dominando nuestra existencia, es hora de olvidarlas o pasarlas a segundo plano y decidir por nuestro Señor Jesucristo, no nos arrepentiremos, nada más vale la pena. ¡Síguelo!
Enoc Portillo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario